viernes, 17 de febrero de 2012

LLEGARÁ EL DÍA



Llegará el día..., si SEÑOR, llegará el día en que mis fuerzas no den lo que TÚ pides. Llegará como todo en la vida, sin avisar, y sentiré mas que nunca lo que TÚ sentiste con cada golpe del flagelo maldito. Sólo mi corazón será el que responda, y en un dialogo interior, corto pero intenso, llegaremos a un acuerdo... "hasta aquí hemos llegado,..., gracias". "Gracias?... Dios mío, pero si esto es lo más grande que me ha pasado en la vida". Mirándonos cara a cara pasan estos años como un torbellino, y recuerdo cuando llorando a lagrima viva regresé a mi casa porque no me eligieron para llevarte. Un año y no más Señor, porque al siguiente si pude abrazarte sobre mi cuello inmaculado de trabajadera ,desde el banco de España hasta mi casa, tu casa, la Fábrica de Tabacos, en una chicotá interminable, inexperta pero a la vez llena de corazón, corazón cigarrero impregnado por la más rancia tradición que me transmitió ese que TÚ sabes y que te acompaña allí en el cielo desde el que nos amparas a todos. Aún recuerdo como tembloroso pedía a alguien más docto que yo que me hiciera la ropa, recuerdo a mi madre nerviosa por su niño porque como Madre no quería ver a su hijo sufrir bajo el peso de las trabajaderas, pero la historia ya estaba escrita,... Yo quise ser costalero de Dios, de ese Dios que recibe todos los días los azotes déspotas de este mundo hipócrita. Y así han pasado los años bajo estas trabajaderas que yo amo tanto, y que son parte intrínseca de mi, porque ellas han presenciado toda mi vida, desde que mis padres me llevaban a los ensayos con gorro de lana con pompón  a las más intensas de mis alegrías (Victoria, Curro y María) y de mis penas,... Contigo he aprendido el sentido verdadero de la palabra amistad, porque aquellos que te llevan sólo pueden ser buenas personas y mejores amigos, que comparten sus éxitos y sus fracasos, su felicidad y sus amarguras, en definitiva una vida entera entregada a esta bendita condena, ser costalero por amor.
Llegará ese día,..., y no tendré más remedio que abandonarte y rezarte desde la distancia morada de mi túnica cigarrera. Lloraré en cada levantá y en cada arriá, lloraré en cada revirá y en cada  paso reposao de frente y lloraré quizás de alegría si TÚ permites que un trocito de mí te siga llevando en esa primera trabajadera con el mismo costal morado que en tiempos forjara tanto amor cada tarde de Jueves Santo.
Llegará ese día Señor y si llega tal como TÚ y yo lo hemos hablado sólo sentiré satisfacción por el trabajo bien hecho y además tendré la tranquilidad de que tus trabajaderas seguirán llenas de amor... pero hasta entonces déjame seguir a tu lado.

Fran Jiménez




1 comentario:

  1. Bien Fran, preciosas y sinceras palabras, hago mio tu sentir, un abrazo compadre.......nos vemos el dia 1

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