Después de una Semana Santa 2011 desafortunada en cuanto a lo meteorológico y tras dejar el blog un poco "abandonado", inicio la nueva temporada cofrade-costaleril, con un exquisito aperitivo,..., la Virgen del Rosario de la hermandad de las Aguas. En una tarde muy de Lunes Santo, la Virgen procesionó de manera impecable, y es cierto que en modo alguno sentí un poco de "morriña" al no poder sacarla, ya que el paso era bastante pequeño y las tres primeras trabajaderas del paso de Cristo de ningún modo podríamos caber allí debajo. Pero disfruté al verlo desde afuera, sobre todo por que lo hice con mi hijo Curro, y sus incesantes preguntas me devolvían a mi más dulce infancia, recordando que esas mismas cuestiones se las hice yo también a mi Padre,... esa es la grandiosidad de nuestra Semana Mayor: la tradición heredada de padres a hijos.
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